miércoles, 7 de marzo de 2012

Syria..

Las paredes se cayeron
Al efecto de dos o tres bombas
con gran estrépito cedieron,
llantos, gritos y alaridos
por toda la pequeña calle se escucharon,
Aun así ella no se inmuto,
Y el viejo piano de su padre
con mas fuerzas lo tocó.

Sus manos no temblaban,
blancas como cúmulos de nieve
por todo el teclado
despacio se deslizaban,
Sin importarle a ella
lo que afuera de su cuarto pasaba.

La primavera árabe a sus afueras
todo consumía y marchitaba,
Pero sus finos ojos negros,
solo para el interior de su alma se fijaban,
y allí en real primavera
de calma y tranquilidad disfrutaban.

De verdad que escucharla y verla
sentada en su pequeña butaca,
dejando en cada nota
pedacitos de su alma,
magno espectáculo suscitaba,
tanto así que si las fuerzas del régimen
o los grupos rebeldes,
por un momento la observaran
el conflicto nacional
al instante se acabara.

Pero la guerra es y será torpe,
y la música no se escucha,
cuando las bombas caen y las balas zumban,
y su piano no se escucha
cuando las bombas caen y las balas zumban,
y su voz no se oye
cuando las madres lloran y los hombres luchan.
y en su talento no se cree
cuando en religiones se creyó,
solo por destruir y disociar.

Finalmente ella deja de tocar,
con dolor ella entendió,
que la herida de la estúpida guerra
a toda su generación lastimará,
lo que ella no sabe,
es que en tiempos venideros,
su música y su piano
a toda una nación, esperanza le darán.

A Noura.






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